El cambio climático está obligando a las ciudades a repensar su combinación de árboles

Ciudades Verdes 9 enero, 2023 0 comentarios

Las ciudades necesitan plantar más árboles. Pero no cualquier árbol.

Mientras los municipios se preparan para recibir una masiva inyección de fondos federales para apoyar la silvicultura urbana, los especialistas señalan que la cubierta arbórea que alcance la madurez dentro de 50 años deberá pintarse con una paleta distinta a la que existe hoy.

“Se necesita un árbol que sobreviva a las condiciones meteorológicas actuales y al clima del futuro”, dijo Pete Smith, director del programa de silvicultura urbana de Arbor Day Foundation, una organización sin fines de lucro con sede en Nebraska que apoya la plantación y el cuidado de los árboles.

Los expertos en silvicultura afirman que los árboles son una infraestructura crítica que puede ayudar a las ciudades a resistir los efectos del cambio climático al proporcionar sombra, absorber las aguas pluviales y filtrar la contaminación del aire. Pero para hacer eso, los propios árboles deben ser resistentes.

“Estamos elaborando listas de plantación que son diversas, que tengan en cuenta la tolerancia a la sequía, las tormentas y las inundaciones, el calor, los cambios en las temperaturas altas y bajas”, indicó Kevin Sayers, coordinador de silvicultura urbana del Departamento de Recursos Naturales de Michigan. “Los extremos en el clima realmente nos van a limitar”.

Mientras los arboricultores buscan árboles que prosperen en las condiciones climáticas a las que probablemente se enfrentarán en las próximas décadas, los científicos dicen que no pueden simplemente contar con un puñado de “ganadores” climáticos. Muchas ciudades, por ejemplo, han perdido gran parte de su arbolado porque dependían demasiado de un tipo de árbol que luego fue eliminado por un patógeno o una plaga, como la enfermedad del olmo holandés o el barrenador esmeralda del fresno.

“A menos que empecemos a diversificar el bosque urbano, vamos a terminar perdiendo una gran parte de nuevo”, afirmó John Ball, especialista en silvicultura de la Extensión de la Universidad Estatal de Dakota del Sur y especialista en salud forestal del Departamento de Agricultura de Dakota del Sur.

Ball insta a las ciudades a no plantar más del 5% de un mismo género de árboles, pero muchas comunidades han luchado para alcanzar los objetivos de diversidad que él y otros expertos en salud forestal recomiendan. Los silvicultores dicen que cuesta determinar qué árboles crecerán en condiciones urbanas difíciles, y los viveros a menudo carecen de los árboles menos comunes que están buscando.

En medio de estos desafíos, las ciudades y los estados se preparan para recibir 1.500 millones de dólares en fondos para silvicultura urbana aprobados por el Congreso a principios de este año como parte de la Ley de Reducción de la Inflación. Los líderes forestales afirman que el nuevo apoyo será transformador, pero convertir el dinero en un arbolado sano dentro de décadas será una tarea complicada.

“La presión ha aumentado, pero en el buen sentido”, afirma Kesha Braunskill, coordinadora de silvicultura urbana del Servicio Forestal de Delaware. “Esta es una oportunidad única para todos los que nos dedicamos a la silvicultura urbana, y la forma en que la utilicemos va a repercutir en quienes ocupen nuestros puestos dentro de 50 años”.

‘Un poco más exigente’

Algunas ciudades ya están haciendo cambios.

Jeremy Harold, administrador de las áreas verdes de Harrisonburg (Virginia), afirma que la ciudad alguna vez adoptó un enfoque de plantación de árboles “estereotipado”, pero que ahora está trabajando para ampliar su mezcla de especies. La ciudad está situada en el valle de Shenandoah, dentro de la cordillera de los Apalaches, pero ha añadido árboles como el sauce, el roble y el liquidámbar de la región de la llanura costera de Virginia.

“Los incluyo ahora en nuestro inventario, porque a medida que aumenten las temperaturas, esos árboles se irán adaptando”, explica Harold. Estamos buscando especies que puedan tolerar esas temperaturas y sobrevivir.

En Seattle, muchos de los arces de hoja grande y los cedros rojos occidentales de la ciudad están pasando apuros en las zonas urbanizadas. Los silvicultores procuran ahora plantarlos en microclimas favorables, con condiciones tales como buena humedad del suelo y laderas orientadas al norte que permanezcan más frescas.

“Estamos siendo un poco más exigentes a la hora de situarlos en el paisaje”, afirma Michael Yadrick Jr, ecólogo de plantas de Seattle Parks and Recreation.

Mientras tanto, la ciudad está plantando más madroños del Pacífico y robles de Garry, que toleran condiciones más cálidas y secas. Y dentro de las especies arbóreas individuales, está agregando árboles cultivados a partir de semillas tomadas de zonas más al sur de su área de distribución, con el objetivo de añadir genotipos resistentes a la mezcla.

Los funcionarios del estado de Texas llevan a cabo un programa de mejora genética que ha producido nueve especies de árboles “Texas Tested, Texas Tough” que están adaptadas a condiciones difíciles, como los robles Shumard y el ciprés calvo.

“Han pasado por este proceso iterativo durante décadas y han demostrado su rendimiento en este duro entorno hostil que son las zonas urbanas de Texas”, explica Gretchen Riley, directora del Departamento de Sistemas Forestales del Servicio Forestal de Texas A&M.

La agencia proporciona plántulas a las comunidades y está trabajando para ofrecer semillas a los productores que puedan producir su propio suministro. También colabora con otros seis estados de la región para intercambiar especies y líneas genéticas y probar su viabilidad en diversas condiciones.

Científicos de la Universidad de Florida trabajan para determinar qué árboles resisten mejor los fuertes vientos. Esperan ampliar un sistema de clasificación ya existente en Florida, teniendo en cuenta las investigaciones realizadas en comunidades propensas a los huracanes de todo el mundo.

“Nos gustaría ver que esta lista se utilizara para seleccionar especies resistentes al viento en zonas donde la caída de un árbol pudiera dañar propiedades o perjudicar a personas o la infraestructuras”, afirma Allyson Salisbury, investigadora de la universidad.

Los silvicultores afirman que sus preparativos no supondrán una renovación completa de los árboles que plantan. Destacan que tales decisiones son una ciencia inexacta que podría acarrear consecuencias no deseadas.

“La gente dice que deberíamos traer especies de lugares del sur”, afirma Lydia Scott, directora de Chicago Region Trees Initiative, una asociación de organizaciones y agencias dedicadas a mejorar el dosel urbano de la zona. “Eso está bien hasta que tengamos una ola de frío de dos semanas en invierno que mate todos esos árboles que no están adaptados al frío”.

Central Park

Una necesidad de semillas

Por encima de todo, los expertos afirman que la diversidad es la mejor manera de garantizar que muchos árboles sobrevivan a los cambios que se avecinan, en lugar de depositar todas sus esperanzas en estimaciones sobre qué árboles podrían prosperar. En la mayoría de las comunidades, la cubierta arbórea existente dista mucho de ese objetivo.

“Muchas ciudades están dominadas por una pequeña cantidad de especies o géneros”, afirma Mark Ambrose, asistente de investigación de la Facultad de Recursos Naturales de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Ambrose, cuyo puesto está financiado por el Servicio Forestal de Estados Unidos, ha investigado la composición del arbolado urbano existente en el país.

En otros tiempos, los olmos eran uno de los árboles más prominentes en los bosques urbanos de Estados Unidos. Cuando la enfermedad del olmo holandés acabó con muchos de esos árboles, muchas ciudades los replantaron con fresnos. Ahora están talando millones de árboles que han sido devastados por el barrenador esmeralda del fresno. En la actualidad, los arces proliferan en las ciudades, y los silvicultores están atentos a cualquier amenaza para esos árboles.

“Podrías plantar olmos y fresnos en cualquier lugar y en cualquier suelo y crecerían”, afirma Ball, especialista forestal de Dakota del Sur. “Ahora hemos terminado con los árboles fáciles. Es mejor que sepas cómo son tus suelos. Tienes que entender los microambientes de tu comunidad y afinar tus plantaciones”.

Los responsables de la silvicultura urbana afirman que quieren plantar una mayor diversidad de árboles, pero obtener las plántulas que necesitan ha resultado todo un reto.

“Los viveros tienen una escasez de la diversidad de especies que estamos buscamos, y eso es difícil de resolver porque se trata del sector privado”, afirma Keith Wood, contratista de la Asociación Nacional de Silvicultores Estatales que forma parte del comité del grupo de silvicultura urbana y comunitaria.

Los arboricultores citan un círculo vicioso en el que los viveros cultivan sólo lo que se vende, y las ciudades compran sólo lo que hay disponible. Algunos han sorteado ese bucle contratando con antelación a los viveros para que cultiven las plántulas que necesitarán en los próximos años. La Iniciativa de Árboles de la Región de Chicago planta 54 especies arbóreas, algunas de las cuales paga durante un periodo de cinco años a medida que los viveros las cultivan.

“Conseguimos las especies que queremos, los tamaños que queremos, el número que queremos, y todo cuando queremos”, afirma Scott, el responsable del área de Chicago.

Algunas ciudades son reacias a comprar árboles con años de antelación, no están dispuestas a asumir obligaciones de costes inflexibles en medio de ciclos presupuestarios impredecibles.

Pero los viveros necesitan cierta certeza si van a cultivar a gran escala especies menos comercializables y más difíciles de cultivar, afirma Nancy Buley, directora de comunicaciones de J. Frank Schmidt & Son Co, un gran vivero de Oregón que suministra a muchas plantaciones urbanas.

“Para que las ciudades y las organizaciones sin fines de lucro consigan los árboles más inusuales para cumplir sus objetivos de diversidad de especies”, dijo, “realmente necesitarán contratar de alguna manera”.

Fuente:

  • Escrito por Alex Brown para The Pew Charitable Trusts. Traducido al español por Ciudades Verdes
  • Foto principal: Chanan Greenblatt
  • Foto 2: Alex Simpson