Fecha de publicación: 1 julio, 2009
Colección: Investigación | Categoría: Árboles urbanos, Arbustos, Biodiversidad
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“Chile y sus bellos paisajes”, es una buena definición del país y slogan habitual para su promoción turística, constituyendo la vegetación con su escasez o abundancia la que delinea cada uno de los múltiples paisajes. A la vez, una combinación de las variables climáticas, geomorfológicas, edáficas, de influencia marítima y altitud son las que condicionan las posibilidades de adaptación y buen establecimiento del material vegetal para cada situación en particular.
En la memoria de cada cual suelen quedar registrados elementos que caracterizan y evocan lugares visitados, lo que suele ser muy nítido cuando se trata de lugares no intervenidos, como aquellas áreas silvestres con baja presión antrópica. Sin embargo, la situación cambia cuando lo visitado es un área urbana, una gran ciudad colmada de edificios, calles, asfalto, postes y cables. Pues bien, especialmente en aquellos lugares urbanos en que las obras de arquitectura con valor son escasas y en que los elementos geomorfológicos del paisaje no están a la vista, es la flora la que puede marcar la diferencia y allí está la labor de los especialistas, en buscar las especies que efectivamente logren imprimir el sello y la distinción regional.
Resulta paradojal que todavía sean los ciruelos de flor, Prunus cerasifera cv. pisardii, los más recordados después de visitar muchas de nuestras ciudades. Se repiten las especies vegetales de uso habitual en el espacio público aunque en muchos casos existan graves restricciones para lograr un buen establecimiento y desarrollo. A modo de ejemplo Acer pseudoplatanus en la Región Metropolitana, crece unos pocos centímetros cada año (Green, 2006), su follaje se seca prematuramente cada verano por presentar una alta sensibilidad al ataque de ácaros y una mala tolerancia al aire contaminado y sequedad atmosférica, en cambio en la X Región crecen magníficamente (Fotos 1 y 2), desplegando todo su potencial, generando grandes y frondosas copas, aunque no se trate de una especie autóctona.
Por lo mismo la selección vegetal para cada proyecto u obra de paisajismo es más que un mero trámite o la última etapa antes de finalizar el diseño. Por el contrario es un trabajo que requiere dedicación, paciencia y conocimientos, de manera de poder combinar una equilibrada proporción del material nativo propio del lugar y también aquellas plantas con adecuación regional proveniente de climas similares, buscando la diferenciación.
Lo tradicional en el país ha sido el uso de la flora exótica para uso en paisajismo (Teillier, 2008). Sin embargo, la mirada está puesta hoy día en un reconocimiento del patrimonio natural y en valorar los elementos que caracterizan el paisaje, en lo cual la vegetación nativa cumple un rol primordial.
Autor/es:
M. Gabriela Saldías PeñafielEste recurso en particular se relaciona con: