La arboleda monumental

Fecha de publicación: 1 enero, 2016
Colección: Catálogos, Monografía | Categoría: Árboles, Biodiversidad

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La publicación de un tercer volumen de las Monografías Botánicas con la arboleda monumental, es la prueba palpable de la consolidación de esta serie de libros dedicada a explicar las colecciones de plantas del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia. En esta ocasión lo dedicamos a los árboles y otras plantas notables que, sin ser árboles en sentido estricto, son elementos singulares de nuestro Jardín Botánico. Es, sin lugar a dudas, la colección más importante de este jardín porque es la que le otorga carácter.

Los árboles son los grandes señores del bosque. Quedamos impresionados por la talla y longevidad de las secuoyas, que pueden alcanzar 100 m de altura y vivir 3000 años. Muchos árboles ancianos tienen nombre propio debido a su gran tamaño y singularidad; así Hyperión, un ejemplar de secuoya del Parque Nacional de Redwood, alcanza los 115 m de altura, 25 m más que la Estatua de la Libertad, y se considera el ser vivo de mayor tamaño de la Tierra. Diversos ejemplares de tejo, ciprés, alerce o castaño cuentan miles de años y son más antiguos que la pirámide de Keops. Entre ellos Matusalén, un ejemplar de Pinus longaeva de las Montañas Blancas de California que, con 5000 años, se considera el ejemplar más antiguo de la Tierra, si bien la picea de Dalarna (Suecia) puede legítimamente disputar esa antigüedad pues, aunque su parte visible mide apenas 4 metros y cuenta con "sólo" 600 años de vida, sus raíces alcanzan los 9.550 años; es decir, está con nosotros desde que el Paleolítico tocaba a su fin.

El respeto que inspira esa longevidad explica que los vecinos se reúnan desde antaño bajo las copas de algunos árboles para tratar los asuntos importantes, convirtiéndolos en testigos vivos de acuerdos y compromisos.

Pero no es sólo una cuestión de edad o tamaño. Los árboles desempeñan un papel clave en la retención del agua de la lluvia, evitan que las montañas queden sin suelo y constituyen el hábitat de muchas otras especies de seres vivos, siendo por tanto esenciales en el mantenimiento de la Biodiversidad. Para dar una idea de lo que esto conlleva, baste decir que se estima que un tercio de la biodiversidad de un bosque reside en las ramas, las hojas, los recovecos de los troncos y, también, en las raíces de sus árboles.

Cada planta que desaparece, con mayor razón si es un monumento vivo, supone una pérdida irreparable, pero hemos de aceptar que ese es el ciclo de la vida. Nuestra misión no es hacerlos vivir eternamente, sino reemplazar las ausencias con nuevos ejemplares que permitan que nuestra arboleda siga siendo el mayor atractivo de este Jardín Botánico.

Autor/es:

Manuel Costa, José Plumed
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Este recurso en particular se relaciona con: ninguna

Tipo de Documento:PDF
Año de publicación:2016
Idioma:Español
País/territorio:España
Accesos al recurso:16
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